tres instalaciones, exposición individual
2009
Centro de Arte Tomás y Valiente (Fuenlabrada – Madrid)
EL OBJETO SOÑADO
por Queralt Lencinas
Podría decirse que los objetos que componen las piezas de Clara Graziolino se encuentran al alcance de la mano; esto se debe a su aspecto cotidiano, pero también a su carácter asible que hace patente la existencia del cuerpo que los hace útiles.
De acuerdo al fantasma de esta mano que ya no está, el objeto de cerámica mantiene la inconfundible impronta del modelado. Es tierra machacada y amasada que adquiere su carácter objetual en las manos de la artista. Pero ese tratamiento del barro, ese gesto de dar forma, es obsesivo por su insistencia; la forma se impone; es la misma forma para cada pegote de barro, como una retahíla monótona (cuenco, cuenco, cuenco,…; plato, plato, plato,….; cuchara, cuchara, cuchara,…) que produce precisamente el objeto a partir de la arcilla.
Y los objetos se acumulan, se apilan, se amontonan; y trepan y se encaraman unos sobre otros en un intento de llegar por lo menos hasta el techo; la cerámica, de pura levedad que adquiere, se resquebraja en algunas partes; llueven cucharas; ingrávidos montones de papel se elevan más arriba de nuestras cabezas; platos y pedazos de cerámica y papel marcan un cuidadoso trazado en el suelo,… Todo culmina en el momento glorioso del instante en perfecta armonía cubierto de blanco y vacío de presencia.
Efectivamente, la artista nos ofrece un mundo onírico encarnado en el objeto; cada pila de objetos, cada fragmento desparramado es un momento detenido; es materia en equilibrio en relación armónica, aunque rodeada del aura de un vacío blanco. Un mundo en el que el objeto está desmembrado de la mano, vacío, solitario y hueco, abandonado en algunos casos al suave vapuleo del movimiento del aire y donde sólo otras ingravideces, tales como el sonido, tienen cabida.